José Luis García Martín
Biblioteca Circulante
272 p. ; 21 x 15 cm. 
ISBN: 84-89985-38-3 
PVP: 2400 pts 
Materia: Crítica Literaria 
Lengua: Castellano
 
 Índice
 
      PRÓLOGO 

      MISCELÁNEA AZORINIANA 
       

        Laberinto bibliográfico  13 
        Obras desaparecidas   21 
        El caballero incongruente   25 
        Entre el astracán y la vanguardia   33 
        El teatro secreto   44 
       

      SIEMPRE ABIERTOS 
       

        El crítico y el narrador   57 
        Clarín y las vírgenes locas   61 
        Bécquer inédito   65 
        Los sonetos de la dama portuguesa   68 
        170 poemas chinos   71 
        30 poemas árabes    74 
        Introducción a la bohemia   77 
        Poesía y bohemia   80 
        Memoria de Colombine   83 
        Rafael Cansinos Assens   86 
        Emilio Carrere   92 
        Inabarcable Ramón   97 
        Una vida   100 
        Tal como eran   103 
        Esa gentuza y otros ajustes de cuentas   104 
        Nadie lee a nadie   109 
         
         
      POESÍA ESPAÑOLA CONTEMPORÁNEA 
       
        Juan Ramón Jiménez, monstruo de su laberinto   115 
        Los Poemas de provincia, de Andrés González-Blanco   118 
        Poesía satírica española   121 
        Una voz de mujer   124 
        Melos melancolía   127 
        Ángel González en la generación del 50   130 
        José María Valverde   133 
        Los poemas en prosa de Ángel Crespo   136 
        La poesía de Caballero Bonald   139 
        Francisco Brines, poesía y verdad   142 
        Últimas crónicas de Fernando Quiñones   145 
        La verdadera historia de Carlos Pujol   148 
        Joan Margarit en la estación de Francia   151 
        Pavana del desasosiego   154 
        Relectura de Félix Grande   157 
        Una antología consultada   160 
        Claves de una generación poética   166 
        Antonio Martínez Sarrión, mayor y menor   169 
        Enigmas y despedidas   172 
        Hacia otra luz más pura   175 
        Una historia de amor   178 
        El caso Panero   182 
        La canción del presente   185 
        Los mundos y los días   188 
        Real como la vida misma   191 
        Las sílabas del mundo   194 
        La semana fantástica   197 
        Las trampas del tiempo   200 
        La magia burlesca de Felipe Benítez Reyes   203 
        Colección de ciudades   206 
        La poesía de Vicente Valero   208 
        Un licor seco y fuerte   211 
        El tamaño del universo   214 
        Leyenda napolitana   217 
        Para lo que no existe   220 
        El mundo hecho pedazos   223 
        La emboscada   226 
        Ingenuidad y virtuosismo   229 
       

      FIN DE AÑO 

      NOTA DEL AUTOR    [la reproducimos íntegramente en el cuadro que sigue] 

 
   
       Como el viajero barojiano que sale de su casa, sin objeto, sin saber por qué, cantando, silbando, tarareando, y que cuando llega a cierta altura, al ver el camino recorrido, se da cuenta de que ha seguido instintivamente un plan, así yo, más de veinte años después de haber publicado mi primer libro, pienso que toda esa bibliografía dispersa —debida, en su mayor parte, al azaroso encargo editorial— puede reducirse a cuatro series: Poesía, Antologías, Diario, Lecturas. 
         Mis lecturas comenzaron publicándose en la revista Jugar con fuego, allá por 1975, y luego fueron pasando por diversas publicaciones —Fin de siglo, Renacimiento, El Ciervo— hasta recalar, de momento, en el suplemento del diario El Mundo
         Biblioteca circulante constituye la quinta entrega de esa serie, que es menos obra de un crítico al uso que de un lector curioso e incansable que gusta de hablar de lo que ha leído en un amical café o en tertulias de tinta y de papel. Las lecturas anteriores se recopilaron fundamentalmente en las siguientes entregas: 
         La poesía figurativa. Crónica parcial de quince años de poesía española (Sevilla, Renacimiento, 1992), que se ocupa de poetas nacidos entre 1942 (Juan Luis Panero) y 1967 (José Luis Piquero). El término “poesía figurativa”, que yo empleé por primera vez, ha servido luego para calificar, o descalificar, a algunos de los mejores poetas surgidos en los últimos años. 
         Café con libros (Gijón, Llibros del Pexe, 1996), donde la crítica —ya no sólo de poesía— adopta la forma de diálogo, de tertulia en la que la literatura es una excusa para hablar de cualquier cosa. Como en cualquier tertulia, de ciertos escritores se dice lo que todos piensan, pero nadie se atreve a escribir o a decir en público. 
         Cómo tratar y maltratar a los poetas (Gijón, Llibros del Pexe, 1996) termina también con una conversación sobre poesía, “Criticar al crítico”. Previamente se ha hablado de poesía española del siglo XX (de Manuel Machado a Lorenzo Oliván) y de esa otra poesía española que ha sido escrita en colaboración con Omar Jayyam, Pessoa, Cavafis, Carver, y que muchos juzgan un imposible: la poesía traducida. 
         Punto de mira (Gijón, Llibros del Pexe, 1997) es un libro misceláneo, que concluye con uno de mis habituales diálogos imaginarios, “Cómo acabar de una vez por todas con la poesía de la experiencia”. Pero me temo que no logré acabar con ella: ese manoseado fantasma, que cada cual interpreta a su manera, parece que sigue gozando de buena salud. Muy especialmente entre críticos, poetas y periodistas no excesivamente sobrados de ideas. 
         ¿A quién pude interesar esta interminable conversación sobre libros, este viaje sin fin alrededor de mi biblioteca? No lo sé. Pero sí sé que la pasión es contagiosa, y que es posible que estas apasionadas páginas mías despierten la curiosidad de algún lector por los nuevos poetas españoles, por los autores de siempre, olvidados de tan consabidos, o por algún escritor menor que amarillea en las librerías de viejo. 
         “Quien no ame los libros, que no abra este libro” decía el lema que yo le sugería al editor que colocara al frente del volumen. “No es necesario”, me respondió. “¿Quién va a abrir un libro que se titule Biblioteca circulante si no es alguien que no puede vivir sin libros?” 
         Pronto va a hacer cuarenta años que yo entré por primera vez en una biblioteca circulante. Recuerdo bien el primer libro que de aquella cueva del tesoro —estaba en Avilés, en una esquina de la calle Jovellanos— me llevé a una casa sin libros: Lecturas españolas, de Azorín. 
         Ojalá que algún lector encuentre en esta otra Biblioteca circulante algo de la magia y el deslumbramiento que yo encontré en aquel destartalado edificio. Bien sé que hay placeres que sólo son posibles en la adolescencia, pero a algunos afortunados —entre los que se cuentan todos los buenos lectores, entre los que quisiera contarme— la adolescencia les dura toda la vida. 
                     Oviedo, 21 enero 2000 
     
 
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